Los signos clínicos que podemos observar se basan en las lesiones provocadas en los órganos diana son:
- En los ojos: retinopatías (desde desprendimientos de retina a edemas papilares, o retinopatías bullosas, ingurgitación de los vasos retinianos hasta ceguera repentina con midriasis severa). También podemos observar hemorragias tanto en retina como en cámara anterior hifema.
- En los riñones: enfermedad renal progresiva con proteinuria, por glomerulopatía y tubulopatía.
- En el corazón: insuficiencia cardíaca aguda, arritmias y soplos. Esto se debe a la resistencia vascular crónica que hace que el corazón tenga que trabajar más.
- En el sistema nervioso central: depresión, demencia, desorientación y convulsiones.
Generalmente, estos signos clínicos se pueden demostrar fácilmente si el paciente es correctamente valorado en consulta. Estas presentaciones suelen ser catalogadas como presentaciones crónicas. Sin embargo, a menudo el gato acude a nuestros centros por una sobreagudización. En este momento se pueden diagnosticar alteraciones cuando se ha producido un daño orgánico grave, por ejemplo: ceguera, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca congestiva o una descompensación renal.